El ultrasonido es una técnica que utiliza ondas sonoras para ver imágenes del bebé en una pantalla. El profesional de la salud frota un dispositivo manual (llamado transductor) sobre la barriga de la mujer embarazada o introduce un dispositivo en su vagina. La mujer siente presión a medida que éste mueve el transductor pero por lo general el procedimiento no es doloroso.
El ultrasonido sirve para calcular la edad del bebé; identificar si se trata de un embarazo múltiple (mellizos o más); chequear el desarrollo y tamaño del bebé; y revisar si el bebé tiene o no defectos de nacimiento mayores. También se usa para diagnosticar ciertas complicaciones del embarazo.
Algunas mujeres pueden recibir un ultrasonido durante el primer trimestre para confirmar y calcular las semana de embarazo. Muchas mujeres reciben un ultrasonido entre las semanas 18 y 20. Esta prueba también se puede realizar en otras etapas del embarazo si es necesario.
El ultrasonido es seguro tanto para la mujer como para su bebé cuando se usa adecuadamente por un profesional médico.
Se debe evitar el uso casual del ultrasonido durante el embarazo. Los sitios comerciales, con frecuencia no supervisados por médicos, ofrecen imágenes del feto como "recuerdo" para los padres. Las personas administrando estos ultrasonidos pueden no tener la capacitación necesaria y pueden ofrecerle información errónea y hasta peligrosa a una mujer.
(centro de enseñanza del embarazo, 2009)
El ultrasonido sirve para calcular la edad del bebé; identificar si se trata de un embarazo múltiple (mellizos o más); chequear el desarrollo y tamaño del bebé; y revisar si el bebé tiene o no defectos de nacimiento mayores. También se usa para diagnosticar ciertas complicaciones del embarazo.
Algunas mujeres pueden recibir un ultrasonido durante el primer trimestre para confirmar y calcular las semana de embarazo. Muchas mujeres reciben un ultrasonido entre las semanas 18 y 20. Esta prueba también se puede realizar en otras etapas del embarazo si es necesario.
El ultrasonido es seguro tanto para la mujer como para su bebé cuando se usa adecuadamente por un profesional médico.
Se debe evitar el uso casual del ultrasonido durante el embarazo. Los sitios comerciales, con frecuencia no supervisados por médicos, ofrecen imágenes del feto como "recuerdo" para los padres. Las personas administrando estos ultrasonidos pueden no tener la capacitación necesaria y pueden ofrecerle información errónea y hasta peligrosa a una mujer.
(centro de enseñanza del embarazo, 2009)
Amniocentesis
La amniocentesis es una prueba prenatal común que consiste en extraer una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto para examinarlo. Se utiliza para diagnosticar, o con mucha mayor frecuencia, descartar la presencia de ciertos defectos congénitos y trastornos genéticos.
La amniocentesis es la prueba prenatal más común utilizada para diagnosticar defectos congénitos cromosómicos y genéticos. Existe otra prueba prenatal, llamada muestra del villus coriónico, que permite diagnosticar la mayoría de los defectos congénitos detectables mediante una amniocentesis.
La amniocentesis es una prueba prenatal común que consiste en extraer una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto para examinarlo. Se utiliza para diagnosticar, o con mucha mayor frecuencia, descartar la presencia de ciertos defectos congénitos y trastornos genéticos.
La amniocentesis es la prueba prenatal más común utilizada para diagnosticar defectos congénitos cromosómicos y genéticos. Existe otra prueba prenatal, llamada muestra del villus coriónico, que permite diagnosticar la mayoría de los defectos congénitos detectables mediante una amniocentesis.
La muestra del villus coriónico se practica en una etapa anterior del embarazo (generalmente entre las semanas 10 y 12) en comparación con la amniocentesis (que suele realizarse entre las semanas 15 y 20), pero puede conllevar un riesgo ligeramente mayor de aborto espontáneo que la amniocentesis (aunque estudios recientes sugieren que el riesgo podría ser similar cuando los procedimientos son llevados a cabo por médicos experimentados).
Los médicos no indican una amniocentesis de manera rutinaria a todas las mujeres embarazadas porque conlleva un pequeño riesgo de aborto espontáneo. Indican una amniocentesis cuando existe un mayor riesgo de defectos congénitos cromosómicos o genéticos o de ciertas malformaciones.
Los médicos pueden indicar una amniocentesis teniendo en cuenta los siguientes factores:
Edad de la madre. El riesgo de tener hijos con ciertos defectos congénitos cromosómicos aumenta con la edad de la mujer. Tradicionalmente, los médicos recomiendan la realización de pruebas prenatales para detectar trastornos cromosómicos si la mujer tendrá 35 años de edad o más en el momento del parto. El trastorno más común es el síndrome de Down, una combinación de anomalías físicas y mentales causadas por la presencia de un cromosoma de más. Uno de cada 1,250 niños cuyas madres tienen entre 20 y 30 años presenta síndrome de Down. Las probabilidades aumentan a aproximadamente uno de cada 400 niños cuando la madre tiene 35 años de edad, uno de cada 100 a los 40 años y uno de cada 30 a los 45 años.1 Actualmente, las mujeres de más de 35 años suelen realizarse una prueba de detección precoz durante el primer o el segundo trimestre del embarazo para obtener más información sobre su riesgo antes de decidir si desea realizarse una amniocentesis. El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de los EE.UU. (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG) recomienda las pruebas de detección precoz durante el primer y el segundo trimestre, así como pruebas prenatales, en las mujeres de todas las edades.1
Un hijo o embarazo anterior con un defecto congénito. Cuando una mujer ya ha tenido un hijo (o un embarazo) con un diagnóstico de anomalía cromosómica, defecto congénito genético o ciertos defectos congénitos que afectan el cerebro o la médula espinal (defectos del tubo neural), puede indicársele que se realice algunas pruebas prenatales durante los embarazos posteriores.
Resultados anormales en pruebas de detección precoz. Las pruebas de detección precoz de defectos congénitos se pueden realizar durante el primer o el segundo trimestre. La prueba del primer trimestre combina un análisis de sangre con un examen por ultrasonidos para medir el pliegue del cuello del feto (llamado pliegue nucal). El ultrasonido utiliza ondas sonoras para tomar una fotografía del feto. La prueba de detección precoz del primer trimestre ayuda a determinar el riesgo de que la mujer tenga un bebé con síndrome de Down o trisomía 18 (una anomalía cromosómica grave). La prueba del segundo trimestre consiste en un análisis de sangre que ayuda a determinar el riesgo de que se produzcan los mismos defectos congénitos cromosómicos, así como defectos del tubo neural. Si una prueba de detección precoz sugiere un riesgo mayor de defectos congénitos, los médicos suelen recomendar una amniocentesis para diagnosticar o descartar anomalías cromosómicas y para facilitar el diagnóstico de defectos del tubo neural. La mayoría de los bebés que obtienen resultados anormales en las pruebas de detección precoz nacen saludables.
Antecedentes familiares. Los médicos pueden recomendar una amniocentesis a parejas con antecedentes familiares de ciertos defectos congénitos y trastornos genéticos, como fibrosis quística o síndrome de cromosoma X frágil.
En primer lugar, el médico realiza un ultrasonido para localizar el feto, la placenta y los sacos de líquido amniótico para tomar una muestra. Luego, limpia el abdomen de la mujer con una solución antibacteriana. Durante el procedimiento, la mujer embarazada se recuesta sobre su espalda sobre una mesa. Guiado por ultrasonido, el médico introduce una aguja delgada que penetra en el abdomen y el útero para entrar en el saco amniótico. Luego, extrae alrededor de una a dos cucharadas de líquido y retira la aguja. Después de tomar la muestra, el médico comprueba que los latidos del corazón del feto sean normales mediante un ultrasonido. La totalidad del procedimiento sólo lleva algunos minutos.
Algunas mujeres dicen que la amniocentesis no produce ningún dolor en absoluto. Otras sienten calambres cuando la aguja penetra en el útero o presión cuando se extrae el líquido. Del uno al dos por ciento de las mujeres experimenta calambres, manchado o pérdida de líquido amniótico después del procedimiento.1 Luego de la prueba, la mayoría de los médicos recomienda que la mujer evite actividades enérgicas y que descanse durante el resto del día.
Por lo general, la amniocentesis se realiza durante el segundo trimestre, entre las semanas 15 y 20 de gestación. Ha dejado de recomendarse la amniocentesis temprana (realizada de 11 a 14 semanas después del último período menstrual de la mujer) debido a que conlleva un riesgo mayor de aborto espontáneo y otras complicaciones en comparación con la amniocentesis realizada durante el segundo trimestre.
También se puede realizar una amniocentesis durante el tercer trimestre para diagnosticar infecciones uterinas y para determinar si los pulmones del feto están lo suficientemente maduros para el parto (en los casos en que se considere un parto prematuro). La prueba también ayuda a evaluar la gravedad de la anemia en fetos con incompatibilidad de Rh (una incompatibilidad entre los tipos de sangre de la madre y el bebé). Esta información ayuda a los médicos a determinar si un feto con incompatibilidad de Rh necesita una transfusión de sangre para mantenerse con vida.
(American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Invasive Prenatal Testing for Aneuploidy. ACOG Practice Bulletin, número 88, diciembre de 2007.)
Los médicos no indican una amniocentesis de manera rutinaria a todas las mujeres embarazadas porque conlleva un pequeño riesgo de aborto espontáneo. Indican una amniocentesis cuando existe un mayor riesgo de defectos congénitos cromosómicos o genéticos o de ciertas malformaciones.
Los médicos pueden indicar una amniocentesis teniendo en cuenta los siguientes factores:
Edad de la madre. El riesgo de tener hijos con ciertos defectos congénitos cromosómicos aumenta con la edad de la mujer. Tradicionalmente, los médicos recomiendan la realización de pruebas prenatales para detectar trastornos cromosómicos si la mujer tendrá 35 años de edad o más en el momento del parto. El trastorno más común es el síndrome de Down, una combinación de anomalías físicas y mentales causadas por la presencia de un cromosoma de más. Uno de cada 1,250 niños cuyas madres tienen entre 20 y 30 años presenta síndrome de Down. Las probabilidades aumentan a aproximadamente uno de cada 400 niños cuando la madre tiene 35 años de edad, uno de cada 100 a los 40 años y uno de cada 30 a los 45 años.1 Actualmente, las mujeres de más de 35 años suelen realizarse una prueba de detección precoz durante el primer o el segundo trimestre del embarazo para obtener más información sobre su riesgo antes de decidir si desea realizarse una amniocentesis. El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de los EE.UU. (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG) recomienda las pruebas de detección precoz durante el primer y el segundo trimestre, así como pruebas prenatales, en las mujeres de todas las edades.1
Un hijo o embarazo anterior con un defecto congénito. Cuando una mujer ya ha tenido un hijo (o un embarazo) con un diagnóstico de anomalía cromosómica, defecto congénito genético o ciertos defectos congénitos que afectan el cerebro o la médula espinal (defectos del tubo neural), puede indicársele que se realice algunas pruebas prenatales durante los embarazos posteriores.
Resultados anormales en pruebas de detección precoz. Las pruebas de detección precoz de defectos congénitos se pueden realizar durante el primer o el segundo trimestre. La prueba del primer trimestre combina un análisis de sangre con un examen por ultrasonidos para medir el pliegue del cuello del feto (llamado pliegue nucal). El ultrasonido utiliza ondas sonoras para tomar una fotografía del feto. La prueba de detección precoz del primer trimestre ayuda a determinar el riesgo de que la mujer tenga un bebé con síndrome de Down o trisomía 18 (una anomalía cromosómica grave). La prueba del segundo trimestre consiste en un análisis de sangre que ayuda a determinar el riesgo de que se produzcan los mismos defectos congénitos cromosómicos, así como defectos del tubo neural. Si una prueba de detección precoz sugiere un riesgo mayor de defectos congénitos, los médicos suelen recomendar una amniocentesis para diagnosticar o descartar anomalías cromosómicas y para facilitar el diagnóstico de defectos del tubo neural. La mayoría de los bebés que obtienen resultados anormales en las pruebas de detección precoz nacen saludables.
Antecedentes familiares. Los médicos pueden recomendar una amniocentesis a parejas con antecedentes familiares de ciertos defectos congénitos y trastornos genéticos, como fibrosis quística o síndrome de cromosoma X frágil.
En primer lugar, el médico realiza un ultrasonido para localizar el feto, la placenta y los sacos de líquido amniótico para tomar una muestra. Luego, limpia el abdomen de la mujer con una solución antibacteriana. Durante el procedimiento, la mujer embarazada se recuesta sobre su espalda sobre una mesa. Guiado por ultrasonido, el médico introduce una aguja delgada que penetra en el abdomen y el útero para entrar en el saco amniótico. Luego, extrae alrededor de una a dos cucharadas de líquido y retira la aguja. Después de tomar la muestra, el médico comprueba que los latidos del corazón del feto sean normales mediante un ultrasonido. La totalidad del procedimiento sólo lleva algunos minutos.
Algunas mujeres dicen que la amniocentesis no produce ningún dolor en absoluto. Otras sienten calambres cuando la aguja penetra en el útero o presión cuando se extrae el líquido. Del uno al dos por ciento de las mujeres experimenta calambres, manchado o pérdida de líquido amniótico después del procedimiento.1 Luego de la prueba, la mayoría de los médicos recomienda que la mujer evite actividades enérgicas y que descanse durante el resto del día.
Por lo general, la amniocentesis se realiza durante el segundo trimestre, entre las semanas 15 y 20 de gestación. Ha dejado de recomendarse la amniocentesis temprana (realizada de 11 a 14 semanas después del último período menstrual de la mujer) debido a que conlleva un riesgo mayor de aborto espontáneo y otras complicaciones en comparación con la amniocentesis realizada durante el segundo trimestre.
También se puede realizar una amniocentesis durante el tercer trimestre para diagnosticar infecciones uterinas y para determinar si los pulmones del feto están lo suficientemente maduros para el parto (en los casos en que se considere un parto prematuro). La prueba también ayuda a evaluar la gravedad de la anemia en fetos con incompatibilidad de Rh (una incompatibilidad entre los tipos de sangre de la madre y el bebé). Esta información ayuda a los médicos a determinar si un feto con incompatibilidad de Rh necesita una transfusión de sangre para mantenerse con vida.
(American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG). Invasive Prenatal Testing for Aneuploidy. ACOG Practice Bulletin, número 88, diciembre de 2007.)
muy interesante todo el tema obre el embarazo y sobre todo el saber lo que pasa dentro de una mujer, que es maravilloso
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